jueves, 19 de febrero de 2009

Arte en Madrid



Bueno, pues ya terminó Arco. Un fin de semana intenso, el pasado. Aunque quizá un poco menos que en ediciones anteriores de la feria, lo que se ha debido a que esta vez no he acudido a tanta fiesta. Si uno se lo propone y tiene los contactos necesarios, puede pasarse todos los días que dura Arco de fiesta en fiesta, enlazando las borracheras y sin pagar un euro. No era ésta mi intención, desde ya lo advierto.



Mi primer contacto con la feria tuvo lugar el jueves por la tarde. Rápido repaso (unas tres horas) por las galerías y artistas españoles. Tenía deberes que hacer: al día siguiente debía guiar por los stands a un grupo de veinte coleccionistas parisinos en expedición cultural a Madrid. Al parecer estaban particularmente interesados en el joven arte español. Y, como me gusta llevar a cabo las misiones que me encomiendan con el mayor nivel de calidad posible, me preparé el recorrido a conciencia. Al día siguiente, nada más salir del trabajo y sin haber comido más que un bocadillo, salí de nuevo pitando para Ifema y me reuní con el grupo a la entrada de la sala VIP.



Podría decir que resultó complicadísimo hacer de guía para estas personas, que me volvieron loco con sus caprichos y exigencias, y quedaría como un mártir de la causa (artística). Pero también estaría mintiendo. Los veinte coleccionistas franceses, la mayor parte de mediana edad, no podían ser más receptivos, amables y educados. Se mostraron interesados por todo lo que les fui mostrando, especialmente por las fotos de Miguel Angel Gaüeca (les intrigaron sus últimas fotos, espléndidas), Eduardo Sourrouille (se apresuraron a pedir precios) y Alberto García-Alix (“Ah, voilà la movida. Mais c'est ça, l’Espagne!”), realizaron preguntas de lo más oportunas, y en general me siguieron obedientemente de stand en stand por los pasillos de la feria. Otras piezas que me habían gustado y que les mostré: varios de los tesoros de la galería Espacio Mínimo, los grabados de Jon Mikel Euba en Soledad Lorenzo, Cristina Iglesias y Juan Muñoz en Pepe Cobo, Pierre Gonnord en Juana de Aizpuru o Neil Hamon en Fúcares. Isabelle y Éric, responsables y organizadores del evento, estaban presentes para orientar al grupo y facilitarme las cosas, que como digo ya eran sencillas de todos modos. Terminada la visita, me despedí del grupo y seguí viendo obras por aquí y por allá. Maravillosas las piezas de Louise Bourgeois, por cierto.



El fin de semana decidí que ya estaba bien de feria por este año. Sin embargo no había ajustado mis cuentas con el arte, y me quedaban deberes pendientes. Así que el mediodía del sábado lo dediqué a visitar la exposición de Aitor Saraiba en La Fresh Gallery. Como ya expliqué en un texto de la semana pasada, acudí a la inauguración de la expo, pero me resultó imposible ver nada debido a la masiva afluencia de público. Esta vez sólo estaban por allí el propio artista y uno de los propietarios de la galería, así que pude disfrutar con tranquilidad del sencillo y agradable trabajo de Saraiba. Después fui al Reina Sofía para ver (a buenas horas) la exposición de García-Alix, que me gustó bastante, aunque sin entusiasmos. Siempre en el MNCARS, la expo de Zoe Leonard (sobre la que también he escrito anteriormente) volvió a parecerme muy interesante. Y me alegré de descubrir a Deimantas Narkevičius, artista lituano al que no conocía en absoluto y cuyos vídeos encontré de un raro nervio poético.



En fin, eso es todo por lo que se refiere al arte. Sobre las fiestas, el Cock y demás no menciono nada, porque no es el lugar apropiado, y además como he afirmado ya en ocasiones anteriores, creo firmemente que siempre se debe dejar un espacio para el misterio.

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