domingo, 14 de febrero de 2010

Mr. Ford


Difícil describir hasta qué punto "Un hombre soltero", la primera película del diseñador de moda Tom Ford, me resultó soporífera. Basándose en la novela del mismo título de Christopher Isherwood (escritor al que he apreciado mucho, salvo precisamente en ese libro, un fallido pastiche que ya copiaba mediocremente el original e inimitable estilo de Virginia Woolf), Ford ha puesto en imágenes un mortuorio desfile de cromos sorprendentemente vulgar. Se intenta alimentar el interés por la levísima historia narrada -las últimas horas de un hombre que ha perdido al amor de su vida y no encuentra alicientes para mantener ésta- mediante algunos truquillos de guión bastante primarios en los que interviene una pistola que no estaba en el libro original, y sobre todo mediante una puesta en escena que es en realidad una mímesis del trabajo de otros directores contemporáneos (Wong Kar-Wai y Almodóvar sobre todo, aunque Todd Haynes quizá también asome la patita), pero sin la centésima parte del talento de éstos.

En fin, lo lamento, pero una película tan burda e insignificante como ésta no me inspira para seguir escribiendo mucho más sobre ella. Sólo destacaré mi sorpresa ante el hecho de que una persona a la que se supone (dada su actividad profesional anterior, en la que por cierto le ha ido tan bien) un universo plástico personal, un cierto donaire estético, cuando se pone detrás de la cámara demuestre un buen gusto pequeñoburgués tan mediocre, tan poco creativo. Encuentro que ni siquiera a un nivel puramente estético la película propone nada interesante, embalsamada en una imaginería que hemos visto cientos de veces en cualquier revista de tendencias media. Como diría una persona que conozco: parece estar usted todavía "en primero de marica", Mr. Ford. ¡Esmérese más!

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