miércoles, 14 de enero de 2009

Arte y vida

"De la carpeta, personas que visitaron mi casa, Salón para Patricia Krug". Fotografía de Eduardo Sourrouille incluida en la exposición individual que el artista inaugura en Artium


Hoy mismo, a partir de las 20h00, se inaugura en el museo Artium de Vitoria la exposición "Villa Edur", de Eduardo Sourrouille.

La muestra ofrece un testimonio de los tres últimos años de trabajo del artista y, lo que es más importante aún, de su propia vida: la exterior y la interior. En todos los creadores ocurre que el trabajo y la vida están profundamente ligados, en una relación simbiótica irrompible. Si se me permite, diré que en este caso el fenómeno se produce con más radicalidad que nunca: no es que la obra de Eduardo Sourrouille refleje su vida, o que se alimente de ella. Ni siquiera que una y otra se entrelacen tan complejamente que resultan indistinguibles. Es que, para el ojo sensible y observador, la propia vida de Sourrouille es su verdadera obra, del mismo modo que la obra es su vida. No hay diferencia entre una y otra, porque en realidad ambas son la misma cosa. Esta afirmación, que puede parecer banal, no creo que lo sea en absoluto. Del mismo modo que algunos místicos son capaces de ver lo sagrado que anida en las labores cotidianas, Sourrouille posee la facultad de encontrar y generar belleza (que es lo más parecido a lo sagrado que un no creyente puede concebir) en cada una de sus actividades, por ordinarias que éstas sean. También, desde luego, en las que no lo son tanto. A menudo pronunciamos tópicos como "el arte de la seducción", que alguien es "un artista de la sutileza" o que hacer y conservar las amistades es "un arte complicadísimo". Pues bien, con Sourrouille todos estos lugares comunes se cumplen en su literalidad más estricta.

Las fotografías, esculturas y vídeos de E.S. son únicamente parte de su producción artística aunque, cierto es, se trata de la parte más representativa de esta producción, por contener, a través de una prolija red de símbolos y metáforas, el espíritu de todo el resto. Este resto, lo que únicamente comparecerá entre los muros del Artium mediante representaciones, lo disfrutan en toda su generosa extensión quienes cruzan ocasional o permanentemente sus órbitas con la del artista en cuestión.


Esta tarde, si todo va bien, viajaré a Vitoria para asistir al acontecimiento. Prometo detalles a mi regreso.

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