martes, 27 de julio de 2010

El héroe es el espectador


Ya se ha estrenado “Gainsbourg (Vida de un héroe)”, el biopic sobre el compositor y cantante francés. Por mí, podía haberse quedado tranquilamente en su país de origen, o –mejor aun- no haber ni siquiera visto la luz. Menudo aburrimiento.

Resulta evidente en la película el intento por hacer algo original y moderno, pero el director Joann Sfar no consigue otra cosa que una amanerada y superficial fotonovela, muy mal contada, interpretada por autómatas y puesta en escena sin ningún gusto visual. Del actor principal, Eric Elmosnino, se destaca constantemente su parecido físico con el original, pero lo cierto es que yo ni siquiera esto lo veo nada claro: en todo caso, su interpretación me parece completamente desprovista tanto de fuerza como de verosimilitud. Lo mismo ocurre con Laetitia Casta (elección evidente para hacer de B.B.: demasiado) y Lucy Gordon (graciosa imitando el denso acento británico y la vocecilla aguda de Jane Birkin, pero poco más). La bella Anna Mouglalis muestra un poco más de brío como una Juliette Gréco a la que tampoco se parece mucho, pero cuya expresividad clava. Da igual, porque su presencia en pantalla es brevísima.

En fin, esta película que nada cuenta, y que además esa nada la cuenta muy mal, es una triste manera de traernos de nuevo a la mente al personaje de Gainsbourg, cuya sucia elegancia en absoluto ha contagiado a las imágenes de Sfar. Recomiendo, en su lugar, escuchar cualquiera de las canciones del artista. Hay en una sola línea de “Le poinçonneur des lilas” mucha más creatividad y mordiente que en las abusivas dos horas y media que dura esta “Vida heroica”.

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