martes, 15 de diciembre de 2009

Por debajo del maquillaje


Crítica que publiqué el pasado mes:

Lisette Model
Del 23 de septiembre de 2009 al 10 de enero de 2010
Fundación Mapfre. Madrid.

La sala de exposiciones madrileña de la Fundación Mapfre dedica una muestra a la fotógrafa Lisette Model, maestra entre otros de Diane Arbus, y cuya obra supone una severa crítica contra las diferencias sociales. En colaboración con el Jeu de Paume de París, la Fundación Mapfre se centra en la parte más representativa de la obra de esta artista norteamericano de origen austriaco.

Por debajo del maquillaje

Es importante advertir, antes que nada y para evitar cualquier malentendido, que la exposición que la sala madrileña de la Fundación Mapfre dedica a la fotógrafa norteamericana Lisette Model (1901-1983) no es una retrospectiva. Centrada en una parte amplia pero muy específica de su producción -las piezas están fechadas desde los primeros años 30 hasta 1956-, todo indica que lo que la muestra ha pretendido es reflejar precisamente el núcleo temático y estético de Model, y a través de ello quizá acercarnos a su interesante personalidad.

Nacida en Austria al inicio del siglo XX, Model pertenecía, por la rama paterna, a una acomodada familia de origen judío. Su vocación como fotógrafa fue relativamente tardía: después de dedicar varios años a los estudios musicales y el canto, conoció en París al pintor Evsa Model –artista con fuertes influencias recibidas de Mondrian con el que terminaría casándose- y comenzó a formarse en las artes plásticas, primero en la pintura y después, superada la treintena, en la fotografía. En 1934, durante una visita en la Costa Azul a su madre ya viuda, produciría la que aún hoy es quizá su serie más conocida, “Promenade des Anglais” (título tomado del célebre paseo marítimo de Niza), que reveló a una aguda observadora con una visión –algo cruel, en realidad- sobre las clases pudientes y, más importante aún que eso, a una verdadera artista dueña de un rango expresivo propio. Poco después emigró junto a su marido a los Estados Unidos, que sería su definitivo país de adopción, donde desarrolló una relevante carrera en los ámbitos del fotoperiodismo (trabajando para el mítico Harper’s Bazaar de Carmel Snow) y la enseñanza (en la New School for Social Research, además de como conferenciante en diversas instituciones), mientras proseguía con sus series de carácter más personal. Entre los hitos alcanzados en vida, una de sus fotografías fue incluida en “The Family Of Man”, la ambiciosa exposición que organizó Steichen para el MOMA en 1955. Suele destacarse también el hecho de que una de sus discípulas fuera la archiconocida Diane Arbus, en cuya obra no es difícil rastrear la influencia recibida cuando retrataba a sus modelos como fenómenos de feria.

La selección de fotografías que se presenta en la Fundación Mapfre se centra en la parte más reconocida de la obra de la artista que nos ocupa (está por ejemplo la citada “Promenade des Anglais”, o sus composiciones de reflejos sobre escaparates neoyorquinos, o las piernas a la carrera que serían tan copiadas varias décadas más tarde), mientras se tiende a resaltar de manera no demasiado sutil la crítica social que se deriva de su enfoque creativo. Representativas de esta decisión son las imágenes casi goyescas de ricos veraneantes que no pueden ocultar su propia y desagradable decadencia (en este punto, el sobrepeso parece incorporar para Model connotaciones valorativas de auténtica lacra) entre otras de mendigos durmiendo al raso en las calles de París o miembros de la clase obrera que sobreviven en el neoyorquino Lower East Side. Cuando Model centra su interés en el rostro humano, por otro lado, es a menudo para desvelar las realidades menos amables que se ocultan bajo éste: fotografiados en un ligero y nada favorecedor contrapicado, sus modelos –casi siempre involuntarios- no pueden ocultar una cierta naturaleza monstruosa, y los afeites, el maquillaje plasmado con una blanca y densa cualidad de escayola, únicamente sirven para hacer más obvia esta circunstancia. Hay en la visión de Model sobre ricos y pobres, privilegiados y excluidos, una clara voluntad de denuncia social, pero también un extraño aroma de fondo, una tonalidad cambiante que oscila entre la ironía, el tremendismo y la pura tentación nihilista, que no suscita necesariamente la simpatía del espectador. No resulta extraño que la fotógrafa figurara en su momento en el objetivo del implacable Comité de Actividades Antiamericanas, lo que al parecer domesticó notablemente su pulsión de denuncia, al menos durante una temporada: pero esta parte de su obra ya no está presente en una exposición que, como indicábamos antes, pretende reflejar únicamente la faceta “más libre” de Lisette Model, la que refleja con mayor pureza las claves que le han proporcionado su prestigio.

De entre toda la selección –que es ya per se bastante considerable en cuanto a volumen- destacan las instantáneas tomadas en un local llamado Sammy’s, una especie de night-club cuya clientela estaba al parecer formada por indigentes, y donde eran auténticos artistas quienes actuaban para un público tan inusual. En ellas se mantiene las mejores virtudes de la visión de Model, como su extraordinaria capacidad para desvelar la esencia de las cosas a través de su superficie, pero el enfoque es, por decirlo de algún modo, menos estricto -y la sátira más amable- y resulta por tanto más sencillo empatizar con él.

1 comentario:

Brassens dijo...

Gracias por el articulo, deseaba ver esta exposición aún sabiendo que quizás no pueda hacerlo.
He visto su libro-catálogo en las librerías, pero me temo que aún soy demasiado cobarde para quitarle el plástico que lo envuelve…quizás mañana me atreva. Pero antes, prefiero apurar alguna remota posibilidad de poder ver sus fotos en esa sala.