miércoles, 30 de diciembre de 2009
La Streep y el botox de Steve Martin
Admito que el caso de Meryl Streep es único, y que sólo eso tiene cierto mérito. A sus más de sesenta años, es una de las principales estrellas de cine del mundo, y no sólo por lo que se refiere a premios y prestigio: su reinado en la taquilla quizá sea, fríamente considerado, aún más indiscutible que el de una Julia Roberts. Por otra parte, todo el mundo parece adorarla: desde la señora de provincias hasta el más moderno de los jovencitos urbanos. En estas circunstancias, no me queda más remedio que asumir mi rareza: debí quedarme a finales de los años 80, cuando Streep era considerada una pesada casi con la misma unanimidad con que hoy se la venera. Pero no puedo evitar que a mí me siga cayendo un poco gorda. No me impresiona su exhibicionista aplicación interpretativa, la encuentro demasiado transparentemente técnica para resultar una comediante desenvuelta, y en el drama (que hasta hace poco era su especialidad) tiende a la afectación.
El caso es que durante la segunda mitad del año pasado la Streep triunfó con dos estrenos. El primero de ellos, “Julie & Julia”, no lo vi. El segundo, “No es tan sencillo”, lo he padecido hace poco. Comedia rutinaria, burda, demagógica y escasamente divertida, me resultó particularmente fastidiosa por tres motivos. Uno, su enésimo recurso a la gastronomía como elemento decorativo y superficial (¿qué les pasa al público y a los guionistas americanos? ¡Es la comida, eso que parecen acabar de descubrir!), empieza a aburrir. Dos, su realización plana y remilgada, totalmente ineficaz para una comedia, que requiere ritmo y, contrariamente a lo que muchos creen, un particular brío estilístico. Tres, que sus actores están bastante mal. Si Alec Baldwin al menos se salva con ciertos momentos en que se adueña de la escena, la Streep me pareció insoportable, y aún peor parado sale Steve Martin, actor al que siempre he estimado mucho, y que aquí aparece como embalsamado.
Podría pensarse que esto no se debe únicamente a los salvajes efectos del botox sobre el rostro del actor.
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