lunes, 28 de septiembre de 2009

Up


No soy un fan del cine de animación. Menos aún del de animación digital. Estoy seguro de que, como dicen, se han hecho en este campo maravillas que desconozco, pero no puedo evitar sentirme más bien indiferente ante ellas. Me cuesta vincularme emocionalmente a una película cuyas imágenes han salido en un 100% de un programa de ordenador. Por el mismo motivo, encuentro que no existe ningún efecto especial en el mundo que me pueda asombrar tanto como el primer plano de un rostro humano.

El caso es que, ante las insistentes recomendaciones, por fin fui a ver "Up", de Pete Docter y Bob Peterson. Y, la verdad, no me pareció para tanto. Moderadamente entretenida, posee una larga sección de aventura que incluye perros parlanchines, un pájaro multicolor y una persecución estilo Indiana Jones que me resultó pesada y formulativa, aparte del final edificante con payoff que podía esperarse. Pero, aparte de las cuestiones técnicas (es cierto que la animación infográfica ha llegado a unas cotas de precisión asombrosas), hay otras cosas que me parecieron interesantes. Para empezar, la sola imagen de una casa elevada hasta el cielo por un enorme conjunto de globos posee cierto empaque visual. Además, la primera media hora de la película es una maravilla desde el punto de vista narrativo. Al tratarse de una cinta de animación, a "Up" se le permite dehacerse de los lastres naturalistas a los que está en general obligado el cine americano, de la necesidad machacona de explicarlo todo, de que todo quede justificado, remarcado, sellado. En su segmento inicial, "Up" resulta mucho más sintética y expresiva que la mayoría del cine americano actual, lo que es de agradecer. Después, por desgracia, su mensaje sobre la pérdida y la renuncia se enfatiza demasiado, pero eso no invalida todo lo que se ha visto antes.

En fin, que "Up" no vino mal para amenizar una tarde de domingo, aunque considerarla una obra maestra, como hay quien ha hecho, me parece llegar un poco lejos.

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