lunes, 14 de septiembre de 2009
A grito pelado
Acaba de terminar la Mostra de Venecia. Resumen del palmarés: León de Oro para “Líbano”, del israelí Samuel Maoz. Ningún premio para las favoritas “Lola” de Brillante Mendoza y “Lourdes” de Jessica Haussner. No puedo juzgar la decisión del jurado, ya que obviamente no he visto ninguna de las películas a concurso (entre las que, una vez más, no había ninguna cinta de un director español). Como dato curioso, el hecho de que el modisto Tom Ford (sí, el de Gucci) haya conseguido colar en la sección oficial su primer trabajo como director de cine, una adaptación de la novela de Christopher Isherwood “A Single Man”. Precisamente por esta película, Colin Firth ha ganado el premio de interpretación masculina. El trailer se parece alarmantemente al anuncio de un perfume, a lo que no resulta ajena la breve presencia del modelo bilbaíno Jon Kortajarena.
Entre los momentos más esperados estaba una previsible pelea (aunque fuera dialéctica) entre el director americano Abel Ferrara, que dirigió hace diecisiete años “Teniente corrupto”, y Werner Herzog, que ha tenido el valor de realizar un remake de la misma, protagonizado por Nicholas Cage, contra la voluntad del autor original. El ansiado momento no se produjo, para decepción de casi todos. En cambio, hubo otro que nadie preveía, y que ha alimentado los contenidos de los programas culturales de todo el mundo estos días. El protagonista, el actor y director italiano Michele Placido.
Placido ha dirigido “Il grande sogno” una película que se presentaba a concurso, ambientada en el ámbito de la juventud italiana de izquierdas del mítico 1968. Bastante mal recibida por la crítica, un vistazo a su tráiler transmite una idea de la afectación y mal gusto visual que por otra parte ha caracterizado desde siempre la obra como director de la estrella italiana. Durante la rueda de prensa correspondiente, una periodista preguntó cómo podía un autor llamado a sí mismo de izquierdas, que además realiza una película con la temática de este “Grande sogno”, financiar sus proyectos a través de la compañía Medusa Films, que pertenece al magnate y presidente en sus ratos libres Silvio Berlusconi. Rojo de rabia y a grito pelado, Placido calificó la pregunta de “estúpida” y (agarraos) afeó a la periodista, por ser inglesa (error: en realidad, era española) una supuesta y descabellada vinculación con la guerra de Irak. El momento merece verse (pinchar aquí), porque no tiene desperdicio. Ante una reacción tan desatada cabe pensar que Placido estaba echándole teatro al asunto a modo de cortina de humo, con el objetivo de no tener que proporcionar una respuesta coherente a la pregunta que se le planteaba.
Majaderías aparte, no creo que Placido deba sentir particular vergüenza por trabajar a sueldo de Berlusca mientras propaga su encantador mensaje nostálgico. De lo que sí que debería avergonzarse es de dirigir películas tan inmoderadamente malas como “Romanzo criminale”, estrenada el año pasado en España, y sobre la que ya escribí en este blog.
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