jueves, 18 de marzo de 2010

Cinema italiano


¿Qué le pasa al cine italiano? ¿Cómo es posible que un país que dio al mundo a Rossellini, a Visconti, a Fellini, a Antonioni, a Pasolini, a de Sica, por no hablar de una extraordinaria corriente de comedia popular, en la actualidad parezca incapaz de ofrecer otra cosa que cursilería y banalidad sin fin? Con la excepción de las películas de Nanni Moretti, cinematográficamente hablando cuesta encontrar nada verdaderamente estimulante salido del país de la Fiat en los últimos veinte años. ¿Será esta una de las señales de la larga decadencia de este país, que ve en el encumbramiento de Berlusconi su fenómeno más característico? Chi lo sa.

Pensaba esto el otro día a la salida del Círculo de Bellas Artes, donde proyectaron en copia restaurada “Una giornata particolare”, película dirigida en 1977 por Ettore Escola y (muy bien) protagonizada por Sophia Loren y Marcello Mastroianni. La peli fue un éxito en su momento, y se comprende. No hay en ella nada de especialmente creativo o asombroso, como no sea la fantástica fotogenia y el señorío interpretativo de sus dos protagonistas, pero se ve con sumo agrado y simpatía. Cuenta una historia triste y bonita, enmarcada en una casa de vecinos de Roma durante la visita de Hitler a la capital italiana en los años 30 del pasado siglo. Todo el mundo va al desfile, y en la vecindad sólo se quedan Antonietta, una frustrada ama de casa, convencida fascista, y Gabriele, desesperado ex locutor radiofónico, sometido al acoso del orden establecido por su condición homosexual. Ambos se encuentran y comparten unos instantes de esperanza antes de que las cosas sigan para ellos igual de feas (o más aún).

Como decía, no se trata de ninguna obra maestra, pero me entretuvo y no me hizo sentir vergüenza ajena o empalago en ningún momento, cosa que hace mucho que no me ocurre con el cine italiano. ¡Y qué delicia ver una vez más a Mastroianni, qué actor tan maravilloso y tan conmovedor era! Por esta película llegaron a nominarlo al Oscar al mejor actor, que perdió ante Richard Dreyfus (¿os imagináis?) por una película de la que ya nadie se acuerda. Marcello, torna!

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