jueves, 10 de febrero de 2011

La Streep y la Thatcher




Alguna vez he tratado en este blog sobre mi aversión hacia Meryl Streep. Contra ella personalmente no tengo nada -pobrecita mía- pero detesto con toda mi alma el estilo interpretativo del que es la máxima representante hoy en día. Ese que concibe el trabajo de un actor como un híbrido entre la lucha contra una hidra y la exhibición de talentos. El que asume que cuanta más fanfarria, cuanto más disfraz y más adorno acompañe al intérprete, mejor que mejor. No puedo con todo eso.

Pero, sobre todo, me sorprende la uninamidad con que hoy en día se valora positivamente el trabajo de la Streep. Clásicos y (supuestos) modernos la adoran por igual. No me explico cómo ha sucedido esto. Aún recuerdo que, a finales de los ochenta, ella era “un poco lo peor”, y se la tenía más tirria cuantas más nominaciones a los oscars le reportaban sus acentos prolijamente reconstruidos, sus expresiones calculadamente dolientes, sus llantinas de melodrama de sobremesa. Imagino que su inteligente incursión en la comedia, después de tanta empalagosa heroína romántica, habrá tenido bastante que ver en esto. Después de haber demostrado que es “una todoterreno”, ya se lo puede permitir todo.

Viendo las imágenes masivamente distribuidas por los agentes de prensa de la película que Streep está protagonizando ahora, en la que interpreta a Margaret Thatcher, no salgo de mi asombro. Vamos, yo no soy un integrista del parecido físico entre modelo e intérprete, pero, ¿quién se atreve a decir que esta imagen recuerda siquiera vagamente a la dama de hierro, ese icono de los ochenta? Perdonen, pero recuerdo bastante bien cómo era Mrs. Thatcher, y en nada se parecía a esta persona con peluca cardada y rostro de lagarto. A quien de verdad recuerda Streep en esta imagen es a la actual Faye Dunaway… sin dejarse un solo lifting en el camino. Para eso, la verdad, habría preferido que el papel de Thatcher hubiera recaído directamente en Faye Dunaway, lo que habría dado lugar al menos a una película divertida, a nada que la intérprete de “Mi queridísima mamá” desempolvara sus probadas aptitudes para encarnar mujeres de fuerte personalidad y maneras despóticas.

Puestos a elegir, una Thatcher escorada hacia el lado kitsch de la vida me parece la mejor de las opciones posibles. Pero me temo que esto ya no lo veremos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

vuelvo a insistir en la brutalidad sin limites de sus calificativos. Ha presentado usted ya un curriculum para que le alisten en uno de esos programas tan constructivos del partenon televisivo español.
Se haria usted de oro con una lengua tan afilada.
No dejaria a nadie con cabeza.
Puede que se hagan estudios sobre usted.
Puede que reciba peregrinaciones de jacobinos iluminados, creyendo ver en su persona la mismisima reencarnacion del lagarto de Robespierre.
Me produce tristeza que para criticar se tenga que recurrir al artificio economico, y simple de la destruccion.
SE PUEDE CRITICAR CONSTRUYENDO
UN LECTOR