jueves, 15 de abril de 2010

Bene Bergado y la vida social


Son etapas, imagino. Pero últimamente rehúyo la vida social todo lo que puedo: lo justo para no parecer huraño, que no conviene nada. Así, por ejemplo, cuando me entero de que hay una exposición interesante, salvo contadísimas excepciones intento no visitarla el día de la inauguración. Siempre hay tiempo.

Rompí esta norma la semana pasada, porque la ocasión lo merecía. La estupenda Bene Bergado inauguraba en la galería Espacio Mínimo de Madrid. Hom@, se llama el invento. A Bergado acabo de entrevistarla (la entrevista se publicará en prensa esta misma semana), y además publiqué una breve reseña de la exposición para el número de abril de Vanity Fair, así que ya habrá noticias sobre el asunto en este blog. Por ahora, os recomiendo, desde luego, que os paséis por la galería, donde seguro que seréis muy bien recibidos y podréis presenciar la obra de una artista sofisticada y (diga lo que diga ella) dotada de un interesante sentido del humor.

En todo caso, el día de la inauguración había tanta gente que era difícil ver realmente las piezas expuestas, de manera que lo mejor fue reencontrarme con algunas personas a las que aprecio, lo que me hizo disfrutar doblemente de algo algo que por momentos había temido como una especie de deber. Habían venido a Madrid para la ocasión Manu Arregui, Richard Corpas, Elssie Ansareo, Eduardo García Nieto, Miguel Ángel Gaüeca y Sira Cornejo, entre otros. Un bálsamo, vamos; y la mejor manera de evitar toda tentación misántropa. Así sí se puede.

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